jueves, 22 de marzo de 2007

¿Cómo crear una experiencia en Turismo?

Creo que a estas alturas de curso está bastante asimilada por el sector la necesidad de que la estancia en un destino o el servicio recibido se convierta en toda una experiencia. Bien, no voy a incidir más sobre este asunto puesto que ya lo he hecho otras veces desde esta ventana de opinión que me ofrece http://www.andaluciaturismodigital.com/. Pero la gran duda que se me plantea es si realmente conocemos las características que deberá presentar un producto turístico que desee alcanzar el estadio de Experiencia.

Como advierte el pensador y filósofo Walter Benjamín en su ensayo “Experiencia”, la experiencia es una vivencia que se aleja de lo cotidiano para transformarse en algo memorable. Esta debe ser capaz de contribuir a un enriquecimiento personal del que la vive. Indudablemente, las experiencias pueden ser agradables o todo lo contrario. Nosotros, en su aplicación turística, nos quedaremos con las positivas. Desde mi punto de vista, un producto turístico se puede considerar experiencia si es capaz de ser multisensorial, responsable, personal, generar conexión, único y cualitativo emocionalmente.

Es decir, el consumo de la actividad turística diseñada como experiencia debe abarcar estos cinco aspectos. Éstos son el trabajar mayor número de sentidos para el cliente (la vista debe compartir protagonismo con el olor, el tacto, etc.); configurar un turismo responsable, en relación a la sostenibilidad ambiental, la responsabilidad social, el compromiso con el entorno cultural, así como en relación al propio turista, por otra parte el turista deberá reconocerlo como experiencia propia y personal; planteando en el mercado una singularidad y autenticidad que genere en el público objetivo interés por vivirlo. Así mismo, debe establecer una conexión emocional con el cliente de por vida y tiene que ser un producto cualitativo emocionalmente.

Como fin último, el desarrollo de estos cinco apartados tiene que alcanzar el Flow, concepto acuñado por el sicólogo M. Csikzntminhalyi y que ya fuera tocado por Isaac Vidal en sus siempre interesantes reflexiones dentro de su blog personal. Por Flow entendemos “un estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa. La persona está en flow cuando se encuentra completamente absorbida por una actividad durante la cual pierde la noción del tiempo y experimenta una enorme satisfacción”.

El reto es claro: las experiencias que ideemos como producto turístico deberán tener como objetivo alcanzar ese llamado Flow del viajero.