El 35% de lo que olemos lo recordamos, los olores evocan con más fuerza que las imágenes, y si no que se lo pregunten a Proust y su magdalena. Un ejemplo: el olor a pan nos despierta tradición, seguridad, familia…pues bien -a pesar de todo lo dicho- que poca importancia le dedicamos al olor en el sector como instrumento de enamoramiento con el cliente y de creación de diálogo emocional con nuestra marca.
Son varias las empresas de la moda que sus marcas se ven reflejadas en un olor característico, con personalidad propia, y que conlleva la representación olfativa de la marca. De esta forma, los odotipos son el aroma del espíritu de una marca, propios del branding emocional.
Y es que como dice Marc Gobé ofrecer una experiencia de marca multisensorial –entiéndase el olor entre otros- puede ser una herramienta increíble, siendo clave para conseguir un contacto memorable que dará pie a su predilección y lealtad, estableciéndose relaciones duraderas entre el cliente y “nuestra” marca.
Por tanto, los odotipos, como aromas coherentes con la marca y el mercado y que al mismo tiempo la identifican, son algo a tener muy en cuenta en una sociedad que demanda un comsumo más emocional, ligado a su vez a una necesidad por el ritual, la liturgia y la tradición.
Conscientes de ello, son varios los centros de investigación emotivo-sensorial que ya han iniciado su actividad, auspiciados por empresas como Freixenet, Nestlé y Avon. Siendo en ellos el olor una pieza estelar como estrategia de marketing.
Y en turismo, ¿dónde podemos encontrar ejemplos prácticos de la importancia del olor como estrategia de mercadotecnia? Si me permiten yo me quedaría con cinco magníficos ejemplos. En EEUU –uno de los santuarios de la mercadotecnia emocional junto a la evocadora Argentina- una cadena de agencias de viajes utiliza un Odotipo que incita al consumo de vacaciones, evocando aromas a coco, bronceador y playas. El mismo grupo Hilton ya trabaja en la investigación del juego emocional que pueden dar los aromas y olores en las habitaciones y la cadena de cafeterías Starbucks hace tiempo que hizo del olor a café la pieza clave para el enamoramiento con el cliente, de hecho incluso ya investigan la posibilidad de que su web pueda desprender aroma a café o al siempre cautivador chocolate. Finalmente el hotel Faena Universe es uno de los lugares donde este concepto tiene relevancia. Florencia Vrljicak, responsable de comunicación del complejo, explicaba recientemente que todo el proyecto fue pensado integralmente partiendo de la concentración de los sentidos. Cada espacio es un set: cada lugar tiene su soundtrack, su vista particular y sus texturas para estimular el tacto. Había muchísima investigación detrás de los espacios. Entre todos esos estímulos, la primera señal sensorial que se recibe cuando llegamos a este experencial establecimiento es el aroma: la entrada huele a un blend de esencias de madera especialmente desarrollado para el lugar y que pronto estará a la venta en sus tiendas.
En España me gustaría destacar un proyecto que se está realizando en Andalucía y que bajo la denominación Casa Los Baños de la Villa, se ha diseñado como experiencia turística y no producto de principio a fin. En él el aroma se utiliza como generador de vivencias memorables y enamoramiento con el cliente, creando una comunicación directa al sistema emocional del viajero. En este proyecto he tenido la suerte de participar junto a mi buen amigo José Luis Momparler como conceptualizadores emotivos del establecimiento.
5 comentarios:
Estimado Pepe, me parece magnífico tu artículo, comparto la opinión de Chari con respecto al inglés, yo te voy a invitar a una reflexión...si te das cuenta estamos otorgando nombres técnicos, que suenan fenómeno y sobre todo si los soltamos gratuitamente en alguna conversación, escrito y demás (no es el caso), a algo que el ser humano y en general la fauna que habita este planeta herido a utilizado y utiliza desde que el mundo es mundo, la identificación con el olor, ¿de que forma una leona identifica y sigue el rastro de su presa?, lo mismo pasa con la parte gráfica, estamos en la búsqueda de ese signo que nos identifique y nos distinga del resto, al igual que un animal en la selva marca con sus garras los árboles para identificar su territorio. Cada día estoy más convencido amigo Pepe que el ser humano por muy humano que sea es un ser que tiene la necesidad al igual que el ser selvático de marcar territorio, lo que pasa que ahora nos estamos dando cuenta de que tenemos sentidos, emociones... Ya era hora.
Estimado Ilde, como ponía de manifiesto Eduardo Punset en su libro "Viaje a la Felicidad", el hombre, alimentado por el pensamiento filosófico tradicional, ha renegado de su parcela emocional, porque tendía a identificar ésta con algo poco erudito y que lastraba el crecimiento intelectual del mismo. Los nuevos pensadores, ven en las emociones un sistema que nos permite buscar la felicidad más facilmente, ya que a ésta se llega a través de la inteligencia emocional y no racional. Y yo particularmente, creo que tienen razón.
Apreciado José Antonio,
Comparto tu opinión sobre la importancia de los olores en eso que hoy llamamos el “turismo emocional”.
Ese turismo en el que la “experiencia del cliente” debe ser gestionada como un todo (incluidos olores), de manera intencionada, consistente en el tiempo y consecuente con un posicionamiento deseado, que además permita ser valorada y recordada como diferente de la experiencia que le ofrece la competencia.
Y es precisamente en esto último, donde encontramos un magnífico aliado en los odotipos: potenciar esas diferencias y, especialmente, esos recuerdos!
Como recuerdo perfectamente, pasados ya varios años, un pequeño establecimiento hotelero en el interior de Tarragona, al que desde entonces llamamos en familia el “hotel canela”. Donde combinaban colores y olores en las habitaciones para reforzar esa vivencia memorable que, más allá de una cama y un plato de comida, debe ofrecernos un hotel hoy en día.
Sin duda, cualquier experiencia turístico-hotelera no estará completa sin un olor. Su olor.
La cuestión entonces es decidir qué olores queremos vincular a nuestra marca, nuestro producto, nuestro servicio. Y no dejar que esa parte olfativa de la customer experience sea fruto del entorno, del simple azar o del primer ambientador que veamos en el supermercado.
Mucha suerte con ese proyecto de la Casa Los Baños de la Villa y con este blog!
Rafael González
www.viventialvalue.com
Gracias por tu interesante aportación a este blog. Como bien indicas el olor que forme parte de la experiencia debe ser especialemente estudiado y testado previamente a su incorporación al producto turístico y no como ahora que no deja de ser una cuestión residual en manos del equipo de limpieza de un establecimiento.
Por cierto, no puedo entrar en tu web y me resultaría de gran interés.
Hola José Antonio, no me consta que la web haya tenido problemas de acceso.
Vuelvo a escribir el vínculo...
http://www.viventialvalue.com
Nos leemos,
RG
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