miércoles, 23 de enero de 2008

La Sicología Positiva, una gran aliada del turismo experiencial

La Sicología Positiva se define como aquella disciplina que estudia las emociones placenteras, el desarrollo de las virtudes y la búsqueda de la felicidad. De inicio, me parece toda una guía de preceptos básicos y metodología sicoemocional necesaria para crear productos turísticos experienciales, así como una base de gran ayuda en la identificación de vías de conexión emocional con la demanda.

Conocí de esta área de la Sicología a través de la especialista Beatriz Vera Poseck, que es la autora de la web de la que está extraída gran parte de la información que comento en este artículo.

La Sicologia Positiva tiene como padre al Dr. Martin Seligman, docente de la Universidad de Pensilvania. No obstante, sus orígenes se remontan al mismo Aristóteles, que dedicara gran parte de sus escritos a la Eudaimonia (felicidad en griego). La búsqueda de la Felicidad se ha convertido -como bien indica E. Punset- en una de las "grandes aventuras humanas". El deseo por vivir en nuestra desquiciada vida momentos placenteros se configura como un dinamizador personal continuo. Es por ello que, llegado este punto, la Sicología "se desprende de traumas, trastornos y patologías de la mente y se encomienda al encuentro de las emociones positivas", tal y como indica Vera Poseck.

Conceptos como el Optimismo, la Resilencia, la Personalidad Resistente, el Flow, la Felicidad, el Bienestar, la Creatividad, el Humor y la Risa, así como la Inteligencia Emocional nos pueden servir para configurar la secuencia de una experiencia positiva en nuestra relación con el viajero, así como en el conocimiento mejor de éste. ¿Qué nos impide - a partir de ello- crear productos que bien pudieran incidir directamente en alimentar estados anímicos positivos y felices, con una metodología científica que los avale? Sobre esta idea, me parece de gran interés las tres etapas que propone Seligman para alcanzar la Felicidad: la vida placentera, la vida buena y la vida con sentido. Extraigo de una entrevista concedida por él la descripción de estos estadíos:

Para la primera, la receta es llenar la vida de todos los placeres posibles, y aprender una serie de métodos para saborearlos y disfrutarlos mejor. Por ejemplo, compartirlos con los demás, aprender a describir y recordarlos, y también utilizar técnicas como la meditación para ser más conscientes de los placeres. Pero este es el nivel más superficial. El segundo nivel, el de la buena vida, se refiere a lo que Aristóteles llamaba eudaimonia, que ahora llamamos el estado de flujo. Para conseguir esto la formula es conocer las propias virtudes y talentos y reconstruir la vida para ponerlos en práctica lo más posible. Con esto se consigue no una sonrisa sino la sensación de que el tiempo se para, de total absorción en lo que uno hace. La buena vida no es esa vida pesada de pensar y sentir, sino de sentirse en armonía con la música vital. Creo que mi perro lo podría resumir así: “corro y persigo ardillas, luego existo”. El tercer nivel, consiste en poner tus virtudes y talentos al servicio de alguna causa que sientas como más grande que ti. De esta manera dotas de sentido a toda tu vida.


El turismo es una magnífica oportunidad para ayudar a las personas a vivir experiencias memorables y placenteras, a la búsqueda de eso que llaman Felicidad y alejadas de ofertas estandarizadas y superficiales, guiémosnos para ello por esta Ciencia.

PD. Espero que disfrutéis de la web que edita Beatriz Vera, que fue mi profesora de Sociología para la Comunicación de Masas en la Licc. de Publicidad.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola José Antonio!

Veo que vuelves con ganas y, como siempre, subiendo el nivel de las bases conceptuales del turismo emocional y gestión de experiencias.

Prometo pasarme por la web que citas, pero al leer la postdata, me ha venido a la cabeza un libro de título similar con el que estudié alguna asignatura de marketing: “Persuasión de Masas”...

La verdad es que el término “Masas” vinculado a comunicación moderna no me “suena bien”.

Al menos no en un entorno como el actual en el que constantemente hablamos de “colas largas”, “micro-nichos” “los mercados son personas”, “los mercados son conversaciones” o, como bien apuntas, “experiencias alejadas de ofertas estandarizadas”.

Creo que está en la línea de interesante debate sobre si estamos formando correctamente a nuestros jóvenes para el siglo XXI.

Saludos. Nos vemos pronto!

Rafael González
Vivential Value

Unknown dijo...

Hola Rafa,

Efectivamente,el concepto de comunicación de masas está ya trasnochado.De hecho, en Teoría de la Información y la Comunicación se habla de comunicación mediada. Donde se destaca a unas audiencias activas, homogéneas y más pequeñas, (y no masivas y heterogéneas),que acceden a un espacio multimediático, formando comunidades interpretativas.Esta definición dista bastante de la inicial de Wright.

Un saludo

Todoque2030 dijo...

Hola Rafael y José,

Fijaros que yo estoy personalmente y tal y como sentenció Kotler el año pasado “volviendo al origen: al producto”. En mi opinión estamos volviendo a los orígenes del turismo, al ocio, al descubrimiento, al zen del turismo. Para mi hoy tiene mucho más sentido etiquetas como “viajeros” y “hospitalidad” que “alojamiento” o “turismo”.

El viajero tiene una implicación cultural, de descubrimiento, de trasfondo personal, de búsqueda de experiencias y de sueños. La hospitalidad te permite generar experiencias, contacto con lo singular del humano, con el carácter e idiosincrasia,…

Esta y no otra creo que es la nueva realidad. Al menos yo la percibo de esta forma.

Unknown dijo...

Hola Joantxo,

Gracias por comentar en mi blog.La verdad es que me ha hecho mucha ilusión ver tu opinión en los comentarios del artículo.También, ¡Felicidades! con retraso por tu 40 cumpleaños.

Aportas una reflexión muy interesante. Hace algun tiempo,cuando hablaba con un amigo sobre las características del nuevo turista,me atreví a bautizarlo como el nuevo viajero romántico. Es decir,el nuevo turismo miraría al siglo XIX en su nueva conceptualización.
Tu acertatadamente hablas de una vuelta a los orígenes, y en verdad que se trata de eso. Si tuviéramos la posibilidad de adentranos en la piel de aquellos ingleses que llegaron a Andalucía en el primer cuarto del del XIX, descubriremos buena parte de las características del consumo emocional tan proclamado hoy. Aquel extranjero venía para adentrarse en los cuentos de la Alhambra de Washington Irving, conocer al famoso bandolero José María "El Tempranillo", etc. Todo ello al objeto de vivir experiencias únicas que les hicieran crecer como personas y porque a la búsqueda de la Felicidad. Era en definitiva un turista experiencial. Buscaba estancias, y no hoteles; vivencias y no actividades; sabores, no oferta gastronómica, etc. Quería entrar en contacto con el anfitrión del territorio y...hoy, ¿dónde está ese anfitrión en nuestros destinos turísticos? A caso en el guía estandarizado, en el distante residente nativo...

Por otra parte,el gran problema con el que se enfrenta esta forma de turismo, es -como diría Marc Augé- que vivimos en un mundo donde queda bastante poco por explorar. Aunque yo no estoy del todo de acuerdo con él.Pues, están exploradas las imágenes tópicas y típicas, con las ofertas convencionaless y sin personalidad, pero nosotros podemos conocer París desde otra visión (experimental travel), por ejemplo. O bien desde otros sentimientos (el París enamorado, el París-familiar, el París-insprirador, etc.), sentidos (el París con sabor,olor, etc.)...Podemos seguir explorando y descubriendo como aquel "aventurero" londinense.

Un saludo.

Todoque2030 dijo...

Hola José Antonio,

Yo también discreparía con la opinión de Marc Augé. No todo está descubierto, ni escrito, ni comunicado. En absoluto. Si esto fuera así, creo que ni tu ni yo tendríamos trabajo.

Yo reinvento continuamente el storytelling que realizo sobre mi comunidad, adapto el mensaje a las necesidades del profesional que nos visita. Es más, construimos el mensaje de forma conjunta muchas veces en tiempo real. Practicando la escucha activa. En ocasiones al profesional de la comunicación -sea este programa de televisión, redactor web, touroperador, VIPs, …- les aporto el personaje; en otras simplemente les interpreto el humano con el que entrarán en contacto. En otras, simplemente le acompaño en el Zen de su viaje, en su descubrimiento interior de nuestro producto. Los huamnos somos diferentes y nuestras necesidades de comunicación tambien lo son.

Creo que la verdadera clave del proceso interpretativo que nos ocupa a los profesionales del turismo es la construcción del mismo de forma bidireccional. Esta fase y la del PERFECTO conocimiento del entorno en el que nos movemos junto con la beta perpetua, permite alcanzar en ocasiones el éxito. Y muchas veces soñar tan solo con rozarlo.

Pero no nos equivoquemos nunca, vendemos singularidad, unicidad, idiosincrasia,… Humanos vivos y reales, paisajes culturales, realidades sociales y gastronómicas,… Y cuanto menos “contaminados” estén nuestros productos, cuanto más reales y auténticos sean, más posibilidades de conseguir el éxito. Cuantos más relatos interpretativos comuniquemós más aciertos conseguiremos en la guerra por el cliente final y por nuestro posiocionamiento en la sociedad local.

En absoluto se ha descubierto todo aquello que atrae la curiosidad del viajero.

Y respecto a la gestión de las experiencias más allá de la propia producción de las mismas, se necesita mucha empatía e inteligencia y ninguna de las dos abundan en el sector público o privado. Aunque soy optimista pues cada día descubro “oasis” en el desierto de nuestro sector dignos de merecer el “viaje”.

Saludos,

Unknown dijo...

Magnífico cierre para el debate que ha originado el artículo. Muy de acuerdo con lo que dices.

Un saludo